La pasarela que une València con algunas de las zonas más afectadas por dana es un flujo constante de voluntarios que acuden a ayudar pero este lunes empieza a haber, a cuentagotas, quien la cruza en sentido contrario, hacia la ciudad: son vecinos afectados de los pueblos de L’Horta Sud, que comienzan a retomar su actividad laboral.
Unos, obligados; otros, necesitados de facturar y otros por poder salir al menos durante unas horas de la ‘zona cero’, aunque eso les provoque sentimientos encontrados.