Pues ya está, Pedro Sánchez ya ha hablado abiertamente de la amnistía, todo lo que ha estado esquivando en las últimas semanas, salió a borbotones el sábado en el Comité Federal del PSOE, donde se enfrentó sin artificios a su evidente contradicción, porque es evidente que ha cambiado de opinión sobre esta medida que beneficia, en primer lugar a los implicados en el procès. Así que, el presidente en funciones y secretario general del partido cogió al toro por los cuernos y defendió la amnistía de manera que ya no hay vuelta atrás. No sabemos cómo acabarán las negociaciones, porque con el independentismo todo puede estar en el aire hasta el último momento, pero el movimiento del presidente del Gobierno demuestra que estas negociaciones están avanzadas y que la investidura está más cerca.
La defensa la hace Pedro Sánchez desde lo que él considera el interés de España y la defensa de la convivencia entre los españoles, es decir, dejar atrás los hechos de 2017 y abrir una nueva página en la relación entre Cataluña y España. Y es evidente que esta nueva página solo puede escribirse casi empezando de cero y con voluntad política de las dos partes. Es evidente que no hay posibilidad de avanzar en la relación si no es con un gobierno progresista dispuesto a sacrificar la palabra, como en el caso de Sánchez, con la amnistía. Porque del PP seguimos sin conocer cuál es su propuesta para Cataluña, un día habló Feijóo del encaje y se removieron los cimientos de Génova.
Pero también es evidente que la amnistía va estrechamente ligada con la investidura, por eso son tan importantes los argumentos, porque que Pedro Sánchez necesita los votos de los independentistas ya lo sabemos, lo importante es que este camino que quiere empezar a recorrer en favor de la convivencia, importantísimo en Cataluña y en el resto de España, tiene que recorrerlo con los independentistas, ellos también tienen que poner su parte de sacrificio, porque a nadie se le escapa que la amnistía
