Todas sus llamadas al orden han resultado, hasta la fecha, inútiles. Mariano Rajoy llegó a pedir "no tirarse los trastos a la cabeza" y, a renglón seguido, sus barones se enzarzaban en una guerra total. Nunca antes el poder autonómico del PP había escenificado una división interna tan cruda: a favor del déficit a la carta, el eje mediterráneo; en contra, las regiones cumplidoras, que reclaman un cifra similar al conjunto nacional.
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