Los gordos están hartos. Durante décadas, esa palabra, "gordo", ha sido un insulto. Sin embargo, en los últimos años, un grupo creciente de escritores, intelectuales, médicos y científicos ha reivindicado como suyo el orgullo gordo. Se han reunido en Internet y en simposios universitarios, han creado páginas web y han tomado parte en estudios científicos. Ahora le dicen al mundo que sí, que están gordos. Y que no pasa nada. Que se puede ser gordo y feliz. Si esto es así, el mundo se encamina hacia una epidemia de felicidad. Porque la gordura es ya universal. Mil millones de personas en el mundo sufren sobrepeso. De ellas, 300 millones son obesas. No con unos kilos de más, ni con curvas, o con algo de tripa. Clínicamente obesas. Una cuarta parte de ellas reside en Estados Unidos. La sociedad norteamericana es, según el centro de control epidemiológico de Gobierno, "obesogénica". Los científicos calculan que, en una década, los obesos en EE UU serán ya 100 millones.