Los adictos a las metanfetaminas pueden presentar problemas en el hígado, los riñones, los pulmones y el corazón, todos pueden ser fatales. Las metanfetaminas hacen que aumente la presión arterial y que el corazón se acelere, lo que puede causar ataques cardíacos hasta en personas jóvenes. Las heridas y las costras son muy comunes en los adictos de las metanfetaminas pues sienten la necesidad de rascarse y picarse constantemente porque tienen la sensación de que están invadidos de insectos (meta-bichos) que deambulan por debajo de su piel. Uno de los efectos físicos más notorios entre los adictos a estos compuestos, es el deterioro en la boca, ya que son un tipo de ácido que causa corrosión en la boca además de comprimir los vasos sanguíneos reduciendo la cantidad de oxígeno de los tejidos haciéndolos más vulnerables, además de aumentar el rechinido o fricción de los dientes desgastándolos aún más.