Ensamblar todas las piezas para crear una simulación integral del cerebro humano constituye justamente el objetivo propuesto. Podemos imaginarlo como el simulador de vuelo más potente jamás diseñado, salvo que, en lugar de un viaje a través de las nubes, recreará uno a través del encéfalo. Este cerebro virtual se ejecutará en superordenadores e incorporará toda la información que la neurociencia haya obtenido hasta la fecha. Podrán reservarse turnos para realizar experimentos, al igual que se hace hoy con los grandes telescopios. Servirá para someter a prueba las teorías relativas al funcionamiento del cerebro, ya se trate del sano o del enfermo. No solo permitirá desarrollar nuevas pruebas diagnósticas para el autismo o la esquizofrenia, sino terapias contra la depresión o la enfermedad de Alzheimer. Un mapa del cableado de decenas de billones de circuitos neuronales inspirará el diseño de ordenadores y robots inteligentes. Hablamos de un proyecto que transformará la neurociencia.