La inteligencia de los chimpancés es bien reconocida, y los primatólogos la comparan con la de un niño humano de 2, 3 ó 4 años. En un experimento realizado por científicos del Instituto Max Plank de Alemania, llamado el «cacahuete flotante», se entregaba a un grupo de niños de esa edad y a unos chimpancés una probeta con una nuez dentro y un vaso de agua. Es fácil imaginar lo que había que hacer para obtener el premio. A iguales condiciones, animales y niños alcanzaron aciertos similares. Pero se demostró que no aprenden igual. Los niños son capaces de imitar a los que saben, el mono improvisa con creatividad. También se les ha pedido sumar, restar o reconocer fracciones.