De 1300 a 1850 tuvo lugar un periodo frío que causó estragos: asoló las colonias vikingas en Groenlandia, aceleró la peste negra en Europa, diezmó a la Armada Invencible española y ayudó a que se desencadenase la Revolución Francesa. La pequeña edad de hielo alteró el planeta de una forma que ahora nos parece fruto de la fantasía: el puerto de Nueva York se congeló y la gente podía caminar desde Manhattan a Staten Island, los esquimales navegaron en kayaks hacia el Sur hasta Escocia, y la nieve alcanzó los 60 cm de altura en Nueva Inglaterra.