La ganadería intensiva industrial tiene importantes efectos sociales y medioambientales en todo el mundo. Entre los sociales destacamos la expulsión de campesinos de tierras para plantar monocultivos de cereales u oleaginosas destinadas a la alimentación animal, la desaparición de la ganadería campesina y modos de vida asociados, o la obesidad provocada por un exceso de consumo de carne, entre otros. En este artículo nos centraremos en los impactos medioambientales, entre los que destacamos la contribución a las emisiones de gases de efecto invernadero. La ganadería es responsable del 18% de las emisiones de gases de efecto invernadero medidas en equivalentes de CO2. Es responsable del 9% de las emisiones de CO2 (por deforestación), el 37% de las emisiones de metano, CH4, (fundamentalmente por la digestión de los rumiantes) y el 65% del óxido nitroso (por el estiércol). Asimismo, emite 2/3 de las emisiones antropogénicas de amoníaco, gas con un papel importante en la lluvia ácida.