Desde el punto de vista dietético no sólo es importante que las grasas insaturadas predominen en gran cantidad sobre las saturadas, sino también que la proporción entre ácidos grasos omega 6 y omega 3 sea la adecuada (no mayor de 5 a 1). El problema es que desde que se practica la ganadería intensiva y se alimenta con grano (cereales y soja) al ganado y, además, se emplean en el consumo humano grasas muy ricas en omega 6 y pobres en omega 3, la proporción puede llegar a ser de 10-40 unidades de omega 6, por cada unidad de omega 3. Antiguamente en nuestra alimentación esta proporción era 1/1 y ahora debido a los cambios dietéticos la proporción está siendo de 10 a 1 o más. Nuestro primer alimento, la leche materna, presenta una proporción omega 6/omega 3 de 5 a1 aproximadamente.