El primer ministro israelí Benjamín Netanyahu, hizo un advertencia en su reunión semanal de gabinete, afirmando que Israel podría verse inundado de inmigrantes ilegales provenientes de África y señaló que esta situación debe ser uno de los temas prioritarios del gobierno, tras la ola de delincuencia, incluyendo violaciones atribuidos a los extranjeros clandestinos en territorio hebreo.
Según el primer ministro, la llegada de estas personas «amenaza el tejido de la sociedad israelí, su seguridad y su identidad nacional», además manifestó que de no detenerse el influjo, los 60.000 infiltrados, podrían convertirse en 600.000 y conducir de esta manera a la erradicación de Israel como Estado judío y democrático.
