El espectro autista es un conjunto de síndromes del desarrollo y el comportamiento que resultan de ciertas combinaciones de rasgos autistas. Aunque estos rasgos se pueden distribuir normalmente en la población, algunos individuos heredan o manifiestan más rasgos autistas. En la parte más baja y más grave del espectro se encuentra el autismo de bajo funcionamiento o autismo de Kanner, que se caracteriza por profundas discapacidades en varias áreas. En la parte más alta (menos grave) del espectro nos encontramos con el autismo de alto funcionamiento y el Síndrome de Asperger. En el Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSM-IV-TR) y en la Clasificación Estadística Internacional de Enfermedades y otros Problemas de Salud (CIE-10), los trastornos del espectro autista (TEA) se clasifican como trastornos generalizados del desarrollo (TGD), en contraposición a los desórdenes del desarrollo específicos como la dislexia, la agrafía, la discalculia o la dispraxia.