Esa es la conclusión a la que han llegado en la Comisión Europea, que cree que el alto nivel de paro en España --que en febrero alcanzó el 23,6% de la población activa, la tasa más alta de la UE-- no se debe sólo a la crisis financiera sino a desequilibrios internos previos y, por ello, ha reclamado que prosigan las reformas estructurales para corregirlos.