Connecticut, Charles Remington, un entomólogo estadounidense de 74 años, lleva desde 1979 esperando una fiesta particular esta primavera, la emergencia de unas cigarras después de 17 años. Han pasado 17 años desde que esta cepa o remesa de cigarra periódica apareció por última vez, 17 años desde que sus padres zumbaron ininterrumpidamente en un coro ensordecedor, un canto amoroso sincronizado. "Este insecto es el más notable del mundo", afirma Remington. Las cigarras se pasan la mayor parte de su vida como un tipo de parásito subterráneo, chupando fluidos de las raíces de los árboles. En primavera, durante tres semanas, la antigua generación sale de pequeños túneles en la tierra y se acopla. Luego las hembras ponen los huevos en las hojas de los árboles. Y la nueva generación cae de sus nidos en los árboles, bota como si fueran pelotas y se entierra, durante nada menos que 17 años.