Es lo que llamamos “amor a primera vista”, que hace que cuando vemos a esa persona se acelere el pulso y se aviven los sentidos. Parece ser que las personas tenemos una especie de “patrón” de la persona que nos gusta, tanto físicamente como en cuanto a su personalidad. Hay personas que dan más importancia a la fisonomía, y vemos que todas sus parejas se parecen de alguna forma, y otras personas dan más valor a la forma de ser. Este modelo o patrón se ha ido formando y elaborando desde niños, a través de nuestra historia personal. Refleja rasgos acerca de características personales (físico, color de pelo, inteligencia, amabilidad u otras personalidades psicológicas), de manera que se va creando un rompecabezas del tipo de persona que nos gusta.