El reflejo de buceo mamífero puede permitir a las víctimas de sumersión sobrevivir tras períodos prolongados de sumersión en agua fría. Identificado en mamíferos marinos inicialmente, este reflejo disminuye la frecuencia cardíaca y produce vasoconstricción de las arterias periféricas, derivando la sangre oxigenada desde las extremidades y el sistema digestivo hacia el corazón y el cerebro. A ello se agrega que las necesidades de oxígeno de los tejidos y órganos son más reducidas en el agua fría, lo que prolonga el tiempo de supervivencia. Los factores clave que afectan a la probabilidad de sobrevivir a una sumersión sin lesión permanente son la duración de la sumersión, la temperatura del agua, la edad de la víctima (el reflejo de buceo es más activo en niños) y la rapidez de la reanimación.