Moscú fue ayer el gélido campo de batalla en el que midieron sus fuerzas partidarios y detractores de Vladímir Putin. A pesar del intenso frío que hacía en la capital rusa, más de 100.000 personas se echaron a las calles para exigir una elecciones presidenciales limpias el próximo 4 de marzo y la anulación de las pasadas legislativas de diciembre.
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