El desarrollo de sus aptitudes artísticas comenzó a los cinco años con el Ballet Clásico, que durante 14 largos años hasta que se graduó, se convirtió en el centro de su vida. Durante esos años la música no dejaba de sonar en su casa.
Cuando cumplió 6 años, sus padres le regalaron una radio. En ella escuchaba sus cintas, y grababa sus propias melodías y letras y de manera natural y autodidacta, iba descubriendo su voz y la capacidad que tenía de reproducir perfectamente lo que escuchaba.
Conscientes de sus dotes musicales sus padres la apuntan al Conservatorio donde estudia piano y solfeo. Sin embargo, atraída desde siempre por la música afroamericana y el folk, no será hasta la adolescencia que conocerá al que será su primer referente musical más importante en este género: Carmen Rey. Junto a ella, además de estudiar Técnica Vocal e Improvisación, empezó a escuchar a los grandes, y a entender el lenguaje del jazz y la música negra.