Nuestra incapacidad para percatarnos de las variaciones en la escena visual es un fenómeno psicológico muy aprovechado por los magos. Pero sólo ahora ha sido posible para los científicos rastrear el fenómeno hasta dar con la parte exacta del cerebro involucrada. Según lo descubierto, la corteza parietal, el área responsable de la concentración, es crítica en nuestra habilidad para detectar cambios. El punto exacto se halla a pocos centímetros por encima y detrás de la oreja derecha. Empleando Estimulación Magnética Transcraneal (TMS por sus siglas en inglés), el equipo investigador pudo "apagar" temporalmente dicha región, aplicando un estímulo magnético que produce pequeñas corrientes eléctricas dentro del cerebro. Sin la ayuda de esta región cerebral, los sujetos evaluados ni siquiera pudieron percatarse de cambios visuales notables, como por ejemplo el cambio del rostro de una persona.