Muchas cosas apuntan a que Gogh padecía una epilepsia focal, acompañada de crisis focales elementales y complejas. Aún cuando no se puedan interpretar todos los comportamientos inexplicables y "extraños" de van Gogh, con una etiología epiléptica (como, de forma precipitada, sucede en muchos trabajos sobre la enfermedad del pintor y en descripciones de su corta, agitada y desesperada vida), apenas existen dudas sobre, que van Gogh en sus últimos dos años de vida padeciera crisis epilépticas, de forma irregular.