Este investigador lleva unas dos décadas recorriendo las selvas tropicales del mundo en busca de esos nuevos tesoros químicos. Su campo se ha centrado en el estudio de los hongos y bacterias que pueblan esos ambientes tan húmedos. Le interesan concretamente las variedades endofitas que viven dentro de las plantas, y es ahí donde busca productos útiles para la industria como puedan ser fármacos o pesticidas.
En 1999 Stroble abrió una bandeja de plástico en el laboratorio de su universidad y vio que la docena de especies de hongos que recolectó en Honduras habían sobrevivido al viaje. Las colocó en un contenedor adecuado para evitar infecciones, pero al cabo de unos días todas excepto una murieron. Se preguntó así mismo por qué murieron y supuso correctamente que algo los tuvo que matar. Comprobó más tarde que un hongo había producido algún tipo de gas que mató al resto.