Los primeros testimonios de presencia del hombre en lo que hoy conocemos como concejo de Gijón se sitúan en el Monte Deva, donde existen una serie de túmulos (primitivos enterramientos) y en el Monte Areo, donde existe un conjunto dolménico neolítico considerado como el más importante del norte de España.
En 1990, unas prospecciones arqueológicas permitieron sacar a la luz 30 dólmenes, repartidos en dos sectores diferentes: Los Llanos y Les Huelgues de San Pablo, que según los están agrupados en un "cierto orden monumental". Sucesivas campañas arqueológicas han permitido el estudio de un túmulo en el área de San Pablo y otros dos en la zona de El Llano. De tipología diferenciada, dos de ellos presentan cámaras de planta rectangular
y otro, trapezoidal con un pequeño corredor precediéndolo. Este último es un caso interesante, ya que no es frecuente encontrar dólmenes de corredor en el área del Cantábrico. Este conjunto dolménico está datado del 5000 a. C.