Quito, 12 jun (EFE).- (Imagen: Núria Segura ).- La escolta presidencial de Ecuador, formada por los Granaderos de Tarqui, ha dado un paso al frente para pasar de sus funciones estrictamente militares a tener también un rostro turístico y cultural.
Encargados de proteger al presidente y al vicepresidente, los 250 militares forman parte además del paisaje más colorido de la Plaza Grande, el centro colonial de Quito, cuando visten el traje con el mismo diseño que sus predecesores del siglo XIX para funciones ceremoniales, según explicó a Efe su comandante, el coronel Jimmy Espinosa.
Al ocupar en 2007 el Palacio de Carondelet, la sede presidencial, el Gobierno del presidente Rafael Correa estableció un nuevo rito de cambio de guardia, en el cual los Granaderos son los protagonistas.
La escolta baja las escaleras de Carondelet, seguida de trompetas y tambores, y una vez en medio de la plaza Grande uno de los guardias le da la espada a otro y, de esta manera, simbolizan el relevo.
Trabajan durante 24 horas seguidas y, cada mañana, realizan en privado y dentro de Carondelet el relevo de la guardia.
Espinosa enfatizó que un buen Granadero de Tarqui requiere de sacrificio, preparación constante, férrea disciplina, sólida moral, valores a prueba de todo y lealtad por encima de todo, pues su lema es: "lealtad hasta el sacrificio".
Pese la dureza de este cuerpo, cada lunes esta escolta muestra su lado más humano, al tiempo que da a conocer la historia del país.
TVEFE -Madrid- 10:43 GMT.
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