El Gobierno español destinará en los próximos cuatro años un monto de 500 millones de euros para hacer frente a la crisis alimentaria mundial a través de varias estrategias que incluirán el aumento coordinado de la ayuda a los países más afectados, el desarrollo agrario a medio y largo plazo, una "reflexión serena y rigurosa" sobre las políticas de biocombustibles y dando prioridad al continente africano por ser el más perjudicado por la crisis.