Moviendo la cola en una mañana fría, el perro pasó por debajo de varios camiones, oliendo el motor y el tubo de escape. Subió luego a las cabinas, observó detrás del asiento del conductor y metió la nariz en la guantera. Pasó junto a la comida del camionero, pero siguió de largo. Diez minutos después, se autorizó el ingreso del camión a la base de Tora, en el oriente de Afganistán, y Arry esperaba que le dieran más trabajo. Las fuerzas aliadas emplean cada vez más perros especializados en la detección de explosivos para contrarrestar los ataques suicidas y el estallido de bombas en Afganistán. Pueden descubrir explosivos sin metales que rara vez pilla el equipo detector de bombas. El uso de bombas imposibles de detectar es cada día más frecuente.