El temor a la radiación ha cambiado completamente las costumbres en esta localidad japonesa a setenta kilómetros de la central nuclear accidentada. El servicio de trenes sigue sin funcionar desde la catástrofe del once de marzo. Tras un día de trabajo, la gente se apresura a volver a casa. Las tiendas y los bares cierran antes. ... http://es.euronews.net/