Miles de voluntarios egipcios volvieron a las calles armados con escobas, baldes y cepillos para limpiar la Plaza Tharir, epicentro de la revuelta que determinó la dimisión de Hosni Mubarak del gobierno. Mientras los soldados comenzaban a desmantelar las barricadas y mover los tanques que habían cercado la plaza, los vecinos pintaban, barrían y levantaban la basura acumulada con una sonrisa en los labios.