El traductor, llamado "Bowlingual", ha sido desarrollado por la empresa de juguetes japonesa Takara y consiste en un micrófono adaptado a un collar desde el que se recoge la señal de los ladridos y los clasifica en seis estados de ánimo distintos como alegría, tristeza, enfado o miedo. Una vez identificado el ladrido, el traductor selecciona los conceptos y expresiones más fieles a la emoción que el sonido parece expresar en un menú compuesto por 200 términos en japonés y las reproduce en forma de voz o mediante palabras escritas en la pantalla de cristal líquido del receptor. Pese a su aparentemente escasa utilidad, el inventor del traductor de ladridos asegura que tiene múltiples aplicaciones, como la posibilidad de que los dueños conozcan el estado de salud de sus perros "de primera mano" y les sea más fácil detectar dolencias y enfermedades sufridas "en silencio" hasta ahora por sus mascotas.