Crónica de una muerte anunciada

2010-09-08 1

Los golpes en las comisarías iban en aumento, las denuncias por apremios ya se reflejaban en los medios, los operativos numerosos y no siempre respetuosos de "las formas" se multiplicaban. ¿No era la de Ezequiel Riquelme una muerte anunciada?
Muchas veces se cae en la desesperación ante un caso testigo, un arrebato que concluye con alguna anciana lastimada, una muerte como consecuencia de un robo, una violación. Empiezan allí a sonar las voces que claman por "mano dura" y se multiplican los clichés en algunos medios, no tanto para explicar situaciones complejas sino mas bien como forma de ir llenando espacios medibles en minutos y centímetros de papel y en portales informativos.
"Lo que pasa es que la policía tiene las manos atadas" claman algunos "comunicadores"; con histrionismo, impostando la voz como si la frase nunca hubiera sido dicha, en un constante y patético reclamo de autoría intelectual. Calientan luego los teléfonos los que parecen haber encontrado la fórmula para resolver la inseguridad, casi siempre proponiendo recortes de las libertades individuales. Complejizan lo que es simple y simplifican lo complejo.
Lo cierto es que la policía sigue actuando, y no siempre como corresponde, jamás ha sentido atadas sus manos. De hecho un adolescente de 14 años, Ezequiel Riquelme, fue víctima de un escopetazo en la garganta aplicado por una de esas manos desatadas, impunes.