La piel de los reptiles no está cubierta por pelo, como los mamíferos, o por plumas, como las aves y además, por regla general, no tiene glándulas. Por supuesto, tampoco tiene glándulas sudoríparas, por lo que, en conjunto, sumado a la gran cornificación de este tegumento, a través de la piel, la pérdida de agua que sufren los reptiles es casi cero. Las pocas glándulas de la piel tienen funciones muy concretas, como la de defensa frente a enemigos o la de atracción sexual. La piel de los reptiles les protege de la desecación, ya que es muy impermeable. Por lo tanto, la configuración tremendamente impermeable de la piel es una adaptación de los reptiles para vivir en el medio terrestre. adaptación de los reptiles. En la piel, también existen unas células especializadas en la dermis, los cromatóforos o células pigmentarias, que dan el colorido típico de cada especie y se encargan de camuflar al animal dándole una coloración lo más parecida posible a la de su entorno (homocromía).