Tal y como me imaginaba el arroyo jabonero (el cual formaba parte de la ruta en unos 200m. de su cauce) estaba a rebosar y bajaba bravo y con fuerza. Nos quedamos mirando por donde saltar o lo que sea, y Mark, sin "anestecia" se mete y se queda en medio. Iván se le acopla y yo inmortalizando el momento, también me toco.