Durante el envejecimiento se dan dos fenómenos constantes: la disminución del potencial proliferativo de las células y la desaparición de las mismas. Un mecanismo es la privación de factores de crecimiento lo cual está bien determinado en el sistema nervioso central. Otro mecanismo es cuando se perturban o se interrumpen las vías de señalización que generan división celular, por eso el defecto de transmisión de señales extracelulares, particularmente de señales proliferativas, representa un riesgo mortal a la célula. Se ha evidenciado disfunciones relacionadas al envejecimiento en algunos receptores de membrana como el receptor para el antígeno de linfocitos T y el APO-1/Fas los que junto a defectos de ciertas proteínas como la proteinquinasa C y la tirosinaquinasa, tienen la propiedad de inducir apoptosis.