Nikola Tesla dominó la corriente alterna, inventó la tecnología de la radio y patentó 700 inventos, incluyendo el control remoto sin cable y las bujías. Pero en 1943, el inventor murió solo en una habitación de hotel neoyorquina de un ataque al corazón, fue una figura marginal y discutida, también en la comunidad científica. Estaba en la pobreza, y vio como el Premio Nóbel en Física de 1909 le era otorgado a Guglielmo Marconi por un invento que él había creado unos años antes.
Las ideas de Tesla, publicó el New York Times en su obituario, bordearon, lo que algunos consideraban lo fantástico. El propio Tesla insistió una vez en que el presente es suyo, el futuro es mío.
Ese futuro, al parecer, es ahora. El Aeropuerto Internacional de Belgrado fue renombrado Aeropuerto Nikola Tesla. En la orilla canadiense de las Cataratas del Niágara, se destapará una estatua en honor del hombre cuyo trabajo permitió la construcción de la primera planta hidroeléctrica del mundo.
Al llegar la medianoche del 9 de Julio de 1856, Tesla nació de padres serbios en Smiljan, Lika, la actual Croacia. Su padre era un sacerdote serbo-ortodoxo, su madre era la inventora de unos cuantos aparatos para el hogar, incluyendo una batidora mecánica.
Cuando vio un grabado de acero de las Cataratas del Niágara, se imaginó una rueda volteada por el agua; 30 antes de que la planta hidroeléctrica se hiciera realidad.
Tesla trabajó como ingeniero eléctrico en Hungría y Francia. Después, en 1884, emigró a Nueva York, donde se incorporó al laboratorio de Thomas Edison.
Tesla, que medía dos metros y cuya figura llamaba la atención con su negro abrigo de corte clásico; realizó trucos mágicos con electricidad, haciendo girar pequeños huevos de metal en una mesa, y lanzando chispas por las puntas de sus dedos.
El industrial G. Westinghouse finalmente le compró la patente para la energía AC. Y como dijo W. Bernard Carlson, profesor de historia en la Universidad de Virgina que escribe una biografía sobre Tesla: Era igual de popular, sino más, que Edison.