Un asteroide de entre 50 y 90 metros de diámetro, descubierto recientemente, tiene un 1.5% de probabilidad de colisionar con la Tierra en el año 2032. Aunque el riesgo es bajo, los astrónomos enfatizan la importancia de seguir monitoreando su trayectoria para anticipar cualquier cambio en su órbita. De impactar, causaría destrucción a nivel regional, pero no una catástrofe global. Las primeras estimaciones sugieren que podría caer en una franja ecuatorial que abarca desde el océano Pacífico hasta el sur de África. La comunidad científica sigue atenta a nuevas observaciones para ajustar estas predicciones.