En Missouri, un consejero de la iglesia ayudó a Beth Rutherford a recordar durante la terapia que su padre, un sacerdote, la había violado regularmente entre las edades de 7 y 14 y que su madre algunas veces lo ayudaba sosteniéndola. Bajo la guía de su terapeuta, Rutherford desarrolló recuerdos de que su padre la había embarazado dos veces y que la había forzado a abortar su feto, a ella misma, usando un gancho para colgar abrigos. El patre tuvo que renunciar a su puesto como cura cuando las acusaciones se hicieron públicas. No obstante, un examen médico posterior de su hija reveló que ella aún era virgen a los 22 años, y que nunca había estado embarazada. La hija demandó al terapeuta y recibió una indemnización de $1 millon de dólares en 1996.
Cerca de un año antes, dos jurados emitieron veredictos en contra de un psiquiatra de Minessota acusado de implantar falsos recuerdos por parte dos expacientes, Vynnette Hammane y Elizabeth Carlson, quienes, bajo hipnosis y amital sódico, y después de haberles sido suministrada información errónea acerca del funcionamiento de la memoria, terminaron recordando horroríficos abusos por parte de miembros de sus familias. Los jurados otorgaron a Hammane $2.67 millones y a Carlson $2.5 millones.