Un control de alcoholemia en Buenos Aires desató un conflicto diplomático cuando un vehículo con patente diplomática rusa se negó a cooperar. La situación escaló con la llegada de otro auto diplomático y la intervención de medios de comunicación. Ambas partes, el gobierno local y la embajada rusa, fueron acusadas de sobreactuar, generando una controversia que acaparó la atención mediática durante horas. El incidente resalta las tensiones inherentes a los controles vehiculares en fechas festivas y las sensibilidades diplomáticas en tiempos de conflicto internacional.