La vitamina D, la "vitamina del sol", es producida por la piel a partir de la luz solar, favorece la salud ósea y reduce los riesgos de depresión y cáncer.
Sin embargo, muchas personas, sobre todo en invierno, no consumen suficiente debido a una exposición al sol limitada. Descubre cinco formas de mantener unos niveles saludables de vitamina D en los meses más fríos:
Añade magnesio
El magnesio ayuda a activar la vitamina D, esencial para el calcio y la salud ósea. Asegúrate de que tu dieta incluya alimentos ricos en magnesio, como frutos secos, semillas y verduras de hoja verde.
Sé constante
Las dosis pequeñas y regulares de vitamina D (800-2000 UI diarias) son más eficaces que las megadosis ocasionales, a menos que se prescriban para una carencia grave.
Toma los suplementos con la comida
La vitamina D es liposoluble, así que acompáñela de comidas ricas en grasas saludables como el salmón, el aguacate o los frutos secos para una mejor absorción.
Combínala con vitamina K
La vitamina K complementa a la vitamina D ayudando a fijar el calcio en los huesos y favoreciendo la salud cardiovascular.
Hazte análisis de sangre
Un análisis de sangre puede determinar sus niveles de vitamina D y orientar la suplementación adecuada. Intente alcanzar niveles superiores a 30 ng/ml.