La frontera entre Salta y Bolivia se ha convertido en un hervidero de actividad comercial, con cerca de 3,000 argentinos cruzando diariamente el río Bermejo para adquirir productos más económicos. La devaluación del peso boliviano ha invertido el flujo comercial, que antes favorecía a los compradores bolivianos. Los argentinos buscan desde electrodomésticos hasta artículos electrónicos, aprovechando la aceptación de pesos argentinos y transferencias bancarias en Bolivia. Este fenómeno ha comenzado a impactar la inflación en Bolivia, un país tradicionalmente estable en términos económicos.