La materia oscura y la energía oscura son dos de los componentes más intrigantes y enigmáticos del universo. Juntas, constituyen aproximadamente el 95% del total de la masa-energía del cosmos, un hecho que resalta cuán poco sabemos sobre la naturaleza fundamental del universo.
Materia oscura: Aunque no puede ser observada directamente, se infiere su existencia a través de sus efectos gravitacionales en la materia visible. Las galaxias giran a una velocidad que, según las leyes de la física, debería desintegrarlas si solo tuvieran la masa que podemos ver. Sin embargo, la presencia de materia oscura explica por qué las galaxias permanecen intactas. Se cree que la materia oscura está compuesta por partículas que no interactúan con la luz ni con otras formas de radiación electromagnética, lo que hace que sea prácticamente invisible y difícil de detectar. A pesar de los avances en la búsqueda de estas partículas, como los experimentos en aceleradores de partículas y detectores subterráneos, su naturaleza sigue siendo un misterio.
Energía oscura, por otro lado, es el término utilizado para describir la forma de energía que está causando la aceleración de la expansión del universo. Observaciones de supernovas distantes y la radiación cósmica de fondo han revelado que no solo el universo se está expandiendo, sino que esta expansión se está acelerando. La energía oscura se considera responsable de esta aceleración, aunque su origen y propiedades exactas son aún desconocidos. Se estima que representa alrededor del 68% del universo, lo que la convierte en un factor dominante en la dinámica cosmológica.
Juntas, la materia oscura y la energía oscura desafían nuestra comprensión actual de la física. Los científicos continúan investigando su naturaleza a través de observaciones astronómicas, experimentos en laboratorio y simulaciones computacionales. Resolver el enigma de estos componentes podría no solo revolucionar nuestra comprensión del universo, sino también abrir nuevas fronteras en la física fundamental.