Las manzanas son una de las frutas más populares y consumidas, y ofrecen increíbles beneficios para la salud, especialmente cuando se comen con piel, que concentra la mayor parte de los nutrientes.
Ricas en fibra y prebióticos, ayudan a equilibrar el microbioma intestinal, alimentando a las bacterias beneficiosas y actuando como probióticos.
Este equilibrio promueve una flora saludable, lo que repercute positivamente en el sistema digestivo, el estado de ánimo e incluso reduce el riesgo de enfermedades.
Además, las manzanas son aliadas del corazón. Contienen pectina, una fibra que ayuda a reducir el colesterol malo (LDL).
Los estudios demuestran que su consumo diario puede reducir hasta un 13% el colesterol total y un 24% el LDL.
Los flavonoides presentes en las manzanas también ayudan a dilatar los vasos sanguíneos, favoreciendo la circulación y ayudando a regular la presión arterial.
Otro beneficio importante es su capacidad para reducir la inflamación crónica.
Los polifenoles que se encuentran principalmente en la cáscara combaten los procesos inflamatorios, reduciendo el riesgo de enfermedades como la EPOC y las afecciones cardiovasculares.
Comer distintas variedades de manzanas amplifica los beneficios, ya que cada tipo ofrece una composición única de polifenoles.
Para aprovechar estos beneficios a diario, las manzanas pueden incluirse en diversas comidas. En el desayuno, combinan bien con yogur o avena.
Como merienda, se pueden comer con mantequilla de cacahuete, y de postre, asadas con canela son una opción sana y deliciosa.
Lava bien la fruta antes de comerla y, si es posible, da prioridad a las opciones de cultivo ecológico para garantizar aún más su calidad y seguridad.