Donald Trump habría dicho al primer ministro canadiense, Justin Trudeau, que Canadá podría convertirse en el 51º Estado de EE.UU. si no resolvía sus problemas de seguridad fronteriza y comercio.
La conversación tuvo lugar en Mar-a-Lago, donde Trump esbozó planes para imponer un arancel del 25% a las importaciones canadienses y mexicanas a menos que frenaran el flujo de drogas y migrantes hacia Estados Unidos.
Durante la reunión de tres horas, Trump criticó a Canadá por permitir que inmigrantes ilegales de más de 70 países crucen la frontera común, calificándolo de fracaso por parte de Canadá.
Cuando Trudeau argumentó en contra de los aranceles, citando graves consecuencias económicas para Canadá, Trump acusó al país de «estafar a EE.UU.» contribuyendo a un déficit comercial de 100.000 millones de dólares.
Al parecer, Trump bromeó diciendo que Canadá podría unirse a EE.UU. como su 51º Estado, sugiriendo que Trudeau podría seguir ostentando el título de gobernador.
El comentario provocó risas nerviosas, y Trump sugirió además dividir Canadá en estados liberales y conservadores.
A pesar de las bromas, ambas partes calificaron la cena de amistosa. Los funcionarios canadienses destacaron la importancia de seguir colaborando, mientras que Trump mantuvo su postura sobre los aranceles.
El equipo de Trudeau calificó posteriormente las conversaciones de productivas, aunque la amenaza arancelaria sigue sin resolverse.