El consumo de carne vacuna en Argentina ha disminuido un 11% en comparación con el año anterior, alcanzando su nivel más bajo desde 1996. La caída se atribuye principalmente a los altos precios y a la falta de poder adquisitivo de los consumidores. A pesar del buen desempeño de la industria frigorífica gracias a las exportaciones, se plantea el debate sobre si se quiere un país con un consumo cada vez menor de proteína animal o uno donde se consuma más.