El municipio toledano de Pantoja no encuentra un porqué a la muerte violenta de Milagros y Rubén. Un matrimonio sin discusiones, sin antecedentes y que deja un pequeño de 11 años. Minutos antes de la tragedia, Milagros abrió la puerta para que el menor se fuera a a la calle para jugar con un amigo. No quería que estuviera presiente en la atronadora discusión que se iba a producir. Los vecinos escucharon hasta los gritos de auxilio de Rubén. Cuando llegó la Guardia Civil era demasiado tarde, el padre había muerto a manos de la madre.
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