La primera mirada a un desconocido puede revelar mucho más de lo que pensamos. En una fracción de segundo, nuestro cerebro capta señales sutiles que revelan las intenciones de los demás.
Estudios realizados por las Universidades de Chicago y Ginebra, publicados en ‘Psychological Science’, demuestran que la mirada es un espejo de intenciones inconscientes.
De hecho, observar la mirada de alguien puede indicarnos si siente atracción romántica o puro deseo físico.
No se trata de miradas prolongadas, sino de movimientos oculares rápidos e inconscientes que comunican juicios del cerebro.
Estudios anteriores han demostrado que el amor y el deseo activan zonas cerebrales diferentes.
Ahora, los científicos también han buscado rastros de estas diferencias en los movimientos oculares.
Se mostraron a un grupo de estudiantes imágenes de parejas en actitud romántica y de personas atractivas mirando a la cámara.
Las miradas de los estudiantes se centraban en el rostro para el amor, y se desplazaban hacia el cuerpo para el deseo.
Este comportamiento fue el mismo para hombres y mujeres, independientemente del tipo de foto.
El cerebro tarda sólo medio segundo en distinguir entre amor y atracción física.
Los investigadores esperan definir un patrón universal de movimiento ocular para distinguir entre amor y deseo.