Para perder peso sin el indeseado efecto rebote, la reeducación alimentaria suele ser más eficaz y saludable que las dietas restrictivas.
Aunque dietas como la baja en carbohidratos, la cetogénica y la proteica promueven resultados rápidos, tienden a provocar la recuperación del peso.
La reeducación dietética, en cambio, consiste en un cambio de hábitos que ayuda a mantener los resultados a largo plazo, además de aportar beneficios para la salud general.
Los nutricionistas aconsejan que una reeducación dietética incluya elecciones sencillas, como dar prioridad a los alimentos frescos y caseros, como frutas, verduras y cereales.
También es importante reducir el azúcar y los alimentos ultraprocesados, comer con atención y beber más agua en lugar de refrescos y zumos azucarados.
Además, hábitos saludables como hacer ejercicio, dormir bien y dedicar tiempo al ocio son fundamentales para conseguir y mantener un peso saludable de una vez por todas.
A diferencia de las dietas rígidas, que restringen grupos de alimentos y causan sufrimiento, la reeducación alimentaria es flexible y respeta el cuerpo y el placer de comer.
Con paciencia, es posible lograr cambios duraderos, lo que convierte a la reeducación alimentaria en la mejor estrategia para perder peso de forma sostenible y consciente.