La Isla Suriqui, reconocida mundialmente por la maestría de sus habitantes en la construcción de balsas de totora, enfrenta una crisis sin precedentes debido al cambio climático. Este fenómeno ha alterado su ecosistema, asustando a los turistas y afectando la población de peces, dos pilares fundamentales de su economía. Los residentes de la isla, que han navegado por mares lejanos con sus tradicionales embarcaciones, ahora se ven obligados a buscar soluciones para preservar su legado cultural y asegurar su sustento en un entorno cada vez más adverso.teleSUR