Desde que terminara la dictadura de Franco no se había conocido en España algo igual.
Hablamos de semejante destrucción de las instituciones que marcan un Estado en democracia, por supuesto. Con Pedro Sánchez la erosión está siendo no solo dantesca sino también burda. De nada se tapa y de nada se cuida. Sus amigos circulan ya por las principales organizaciones en las que descansa en alguna medida u otra la seguridad democrática del Estado.