El capo narco Cristian "Gringo" Palavecino, conocido por su control sobre el tráfico de drogas en la zona, está vinculado a un político que presuntamente no cumplió con ciertos favores, resultando en su muerte. La audiencia destaca una puesta en escena digna de una telenovela, con personajes que evocan a figuras del crimen organizado retratadas en series populares. Darío Montes, involucrado como intermediario político, enfrenta cuestionamientos sobre sus acciones fallidas para mejorar las condiciones carcelarias de un miembro de la banda.