El Gobierno apesta, el PSOE hiede, La Moncloa emite efluvios tóxicos y la sede de Ferraz huele a puticlub.
En el vertedero socialista se acumulan las bolsas de basura y todas llevan la firma de Pedro Sánchez.
Este lunes, mientras el marido de Begoña se aprestaba a dar curso a la torticera reforma legal que sacará de la cárcel antes de tiempo a Txapote y a otros 44 asesinos etarras, el PP presentó en el Juzgado de Instrucción número cinco de la Audiencia una querella contra el PSOE, por financiación ilegal, cohecho, tráfico de influencias.
Lo de la financiación ilegal viene tras conocerse que su socio de Aldama ha reconocido que llevaban bolsas de plástico repletas de billetes a la sede central socialista, en plena pandemia, cuando no dejaban a la gente salir de casa y estaba hasta prohibido asistir al entierro de tus padres.
Las querellas contra esta recua y las diatribas quedan muy bien, pero ahora toca ir con todas y a por todo.
Feijóo tiene en su mano dos armas que -de momento- se resiste a utilizar: montarle una moción de censura a Sánchez y llamar a la comisión del Senado al jefe del PSOE, a su mujer, a su hermano, a los de las bolsas y a los ministros implicados en la trama de las mascarillas.
Melindrosos como siempre, entre los dirigentes populares -aconsejados por un enjambre de periodistas- se impone la tesis de que no es el momento, porque la moción solo servirá para cohesionar a la Coalición Frankenstein.
Es cierto que no salen las cuentas, porque PNV y JUNTS son conscientes de que nunca tendrán un socio mejor que el que okupa ahora La Moncloa.
Y sobre lo otro, lo de hacer desfilar por el Senado a la familia mafiosa, tampoco son muy partidarios por temor a que Begoña y el músico aparezcan como ‘víctimas’ y el asunto se vuelva en contra de las oposición.
Sostienen al alimón -gurús de Genóva 13 y tertulianos sabelotodo-, que hay que ser prudentes y dejar a los socialistas cocerse lentamente en su propio y apestoso jugo
Creo que se equivocan.
Entre otras razones, porque a muchos se nos ha acabado la paciencia y nunca está de mas echar unas paletadas de carbón a la cáldera, colaborando a que la cocción sea más rápida.
Lo peor que nos puede suceder es que Sánchez, como ha prometido, se agarre al cargo hasta completar la legislatura.
A medida que pasan los días y afloran nuevos detalles, la red se va ampliando y lo que inicialmente se conocía como ‘Caso Koldo’ y fue rebautizado como ‘Caso Ábalos’, es ya el ‘Caso Sánchez’.
Como cualquier grupo de mafiosos, cada uno de los implicados -entre los que hay desde antiguos porteros de prostíbulo a orondos ministros socialistas- tiene un alias: Sánchez es ‘el 1’; Ábalos, el ‘goblins’ ; Begoña, ‘la pichona’ y Aldama ‘el engominado’.
Y todos, como revela su paranoia con la ‘seguridad’ y la obsesión por los teléfonos móviles no ‘pinchables’, sabían que estaban robando a manos llenas.
Ni matices justificatorios, ni protectoras presunciones de inocencia o tibios circunloquios.
Hay q
