Virgil, es un adulto de cuarenta y tantos años que ha permanecido prácticamente ciego desde antes de cumplir los tres. Su experiencia con un mundo visual es inexistente, durante todos esos años ha aprendido a manejarse en un mundo táctil y se ha sentido plenamente capaz en él. Sin embargo a alguien se le ocurrió que sus ojos podían ser operados y de esta forma "recuperaría" la vista. Efectivamente la operación era simple (cataratas) y una vez realizada no se encontraron daños mayores en sus ojos, todo parecía estar en regla, pero a pesar de eso Virgil no podía "ver". Como explica magistralmente Sacks, no podía "ver" tal y como lo hacemos nosotros, pero desde su recién estrenada videncia él veía la luz, veía formas, líneas, colores, movimientos..., todo esto formaba parte de su nueva experiencia visual, y sin embargo no sabía describirte a un animal que tuviera delante a no ser que lo hubiese tocado antes. Es curioso como relata que no distingue a su perro de su gato, es mas, su propio perro le hace dudar cuando cambia de posición, Virgil se pregunta "¿ este sigue siendo mi perro?".
(Un antropólogo en Marte, Oliver Sacks)